La buena climatología ha hecho que el paisaje y la vegetación hayan cobrado toda su fuerza y la vista es excepcional
Si Astúrias es un paraíso siempre, este año es excepcional. Las lluvias suaves y continuadas, las temperaturas moderadas y la primavera explosiva han hecho que la naturaleza se desborde en cualquier rincón y todo el paisaje sea un manto verde con riachuelos y fuentes por doquier.
No hay ni un palmo libre; crece todo. castaños cerezos, manzanos , nogales, higueras… y todo los árboles salvajes, muchos de ellos centenarios, y que constituyen bosques impenetrables de pinos , helechos y matorral.
Flora y fauna se alían para ocupar espacio donde cada uno pueda. Hay mucha caza , dicen los cazadores y también pesca para todos aquellos que les gusta entretenerse en el río Ibias, uno de los mejores ríos trucheros de España.
Para los amantes de la ornitología el disfrute es total: pájaros de todas las clases en concierto y compitiendo por su mejor canto. Tanta naturaleza tiene la ventaja que llena los senderos de sombra y, para los que les guste caminar, siempre tienen la sombrilla encima.
Las viñas , el nuevo paisaje
Hasta hace quince o veinte años, no era fácil encontrar una viña en Ibias, pero ahora, son muchos los paisanos que han roturado el bosque o adecuado sus `parcelas para plantar viña, es el nuevo paisaje y la vez un producto de proximidad que enriquece la gastronomía de la zona. Por ser una orografía complicada, el trabajo y todo el trasiego de las viñas es arduo y muy artesano, poca maquinaria y mucha mano de obra , pero elaboran buen vino, aunque la mayor parte del producto se queda en consumo propio o para servir en bares y restaurantes del pueblo. Es , ademas un nuevo nicho de empleo. La viña requiere atención permanente sea para vendimiar, sulfatar, arar o podar.
Estos pueblo que vivieron durante mucho tiempo del carbón han quedado huérfanos de actividades económicas e incluso de gente. Los antiguos mineros «cogieron la pasta» y se fueron a aburrirse a la ciudad. Muchas de las casas , como en la inmensa mayoría de los pueblos, están cerradas y ya ni siquiera se abren para las vacaciones estivales. Un paraíso en retroceso. Afortunadamente, quedan todavía negocios familiares que se mantienen por el arraigo de la generación actual y que nadie apuesta por que perduren después mas allá de los actuales gestores. Masificación en las ciudades y despoblación en los pueblos, ese es el sino de España.
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